PLUMBAGO

Plumbago: el rincón que fusiona gastronomía mediterránea y arte emergente en la CDMX

Grid Magazine

Un espacio vivo que florece entre la cocina, la cultura y la comunidad

Plumbago no es un restaurante más en la Ciudad de México: es un jardín escondido entre edificios de oficinas, un respiro en medio del caos, un proyecto que combina la calidez del mediterráneo con el talento emergente local. Conversamos con sus fundadores para conocer el origen de este lugar que ha convertido la cocina y el arte en experiencias cotidianas y comunitarias.

Un sueño sembrado entre plantas, recuerdos y resistencia

Plumbago nació del deseo de replantear la vida laboral. Pilar, abogada de formación y con una década de experiencia en el sector público, decidió renunciar a la rutina institucional para apostar por un proyecto más honesto con sus valores y su salud. La semilla de esta idea germinó con el apoyo de su pareja Andrés, y encontró tierra fértil en un espacio ubicado en una zona empresarial de la capital.

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Inspirado en bares artísticos de San Cristóbal de las Casas, Plumbago se pensó desde el inicio como un lugar donde las personas pudieran detenerse, respirar y encontrarse con el arte. Junto a un despacho de arquitectura, crearon un diseño que une lo simple con lo bello: adobe, ladrillo y lámina envueltos en plantas y luz natural.

¿Por qué Plumbago?

El nombre proviene de una planta común en la CDMX, que pasa desapercibida pese a su belleza sutil. “Plumbago” es también un símbolo personal para sus fundadores: aparece en los momentos clave de su historia, como en la casa de la infancia de Andrés o el primer jardín que compartieron. Incluso su viaje por el Mediterráneo —donde afinaron el concepto gastronómico— estuvo acompañado de esta flor, azul y persistente.

Una cocina mediterránea con alma de barrio

La propuesta culinaria de Plumbago destaca por sus raíces mediterráneas y su formato inclusivo. Ofrecen platillos en dos tamaños (tapa y ración) a precios justos, elaborados con ingredientes de pequeños productores y productos con denominación de origen. El pan y las pizzas se hacen con masa madre y la hora del aperitivo (de 5 a 7 pm) incluye un spritz con un bocado del chef sin costo adicional, como en Italia.

El objetivo es traer a la mesa la vida de barrio del Mediterráneo: sabores auténticos, tiempo para disfrutar, y una experiencia relajada, sin pretensiones.

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Arte emergente, cultura honesta y talleres comunitarios

Plumbago también funciona como una galería viva. Cada dos meses, el espacio se transforma con nuevas exposiciones de pintura, fotografía, dibujo o escultura, siempre de artistas emergentes con propuestas sociales. Las noches de sábado se llenan de música, performance o standup, con un enfoque artístico más honesto, alejado del entretenimiento comercial.

También organizan talleres durante los desayunos, desde la elaboración de velas hasta cerámica, y buscan constantemente nuevas formas de involucrar a la comunidad.

Un jardín que resiste en medio de la ciudad

Ubicado en una zona marcada por el capital corporativo, Plumbago ofrece una alternativa: un refugio para todxs. Sus fundadores buscan romper con la lógica de consumo tradicional ofreciendo cultura, comida rica y precios accesibles para la diversidad del barrio. Abren sus puertas a cualquier iniciativa cultural que quiera sumar al tejido local.

Entre la operación y la creación: los retos de mezclar dos mundos

Combinar la gastronomía con el arte no ha sido sencillo. Las limitaciones económicas, la energía que demanda un restaurante y la dificultad de posicionarse en el mundo cultural han obligado a sus fundadores a priorizar la operación diaria. Sin embargo, su compromiso con el arte permanece, y poco a poco han logrado consolidar una programación constante sin comprometer la calidad del servicio.

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Aprendizajes, evolución y pasión

Sin experiencia previa en restauración ni gestión cultural, Pilar y Andrés han asumido todos los roles: creatividad, operación, administración y servicio. Aunque ha sido una aventura agotadora, también ha sido profundamente transformadora. El aprendizaje ha sido continuo, pero el propósito permanece claro: crear un lugar bello, generoso y congruente, donde la cocina y el arte florezcan juntos.