El espectáculo “No Me Quiero Ir de Aquí”, la nueva gira de Bad Bunny, no solo es un concierto: es una declaración escénica. En esta propuesta multidisciplinaria, el artista puertorriqueño lleva al público por un viaje sensorial y emocional que combina música, performance y tecnología, rindiendo homenaje a su tierra natal desde cada ángulo.
Un escenario que canta a Puerto Rico
El diseño escenográfico, desarrollado por un equipo de talentos liderado por Gabriela Escalera, Mayna Magruder, Mónica Monserrate, Natalia Rosa, Rafi Pérez y el productor ejecutivo Sigfredo Bellaflores de A1 Productions, se convierte en protagonista desde el primer momento.
Inspirado en el paisaje montañoso del campo puertorriqueño, el escenario principal evoca la exuberancia natural de la isla con elementos como árboles de plátano, flamboyanes y sillas de jardín de plástico, símbolos profundamente arraigados en la cultura popular del Caribe.
La instalación incluye un segundo escenario que simula una casa puertorriqueña tradicional, como la que aparece en el cortometraje de lanzamiento del álbum. Esta arquitectura escénica conecta visualmente con la nostalgia y el orgullo que atraviesan el show.

Tecnología inmersiva: color, historia y movimiento
Uno de los recursos visuales más impactantes del show es la pantalla LED monumental que cubre parte del techo, envolviendo a los asistentes en una experiencia audiovisual de 360°. Este recurso transforma el espacio en un lienzo vivo donde se proyectan desde paisajes tropicales hasta efectos gráficos en movimiento, acentuados con pirotecnia dinámica que sincroniza cada beat con luces y explosiones visuales.
Cada acto del concierto está separado por cortometrajes y transiciones narrativas protagonizadas por el actor Jacobo Morales y Concho, un personaje de stop-motion animado por Kike Rivera (Acho Studios). La narrativa fue escrita por Bad Bunny y dirigida por Ari Maniel Cruz, conectando visualmente las transiciones con los conceptos emocionales y temáticos del espectáculo.

Cinco actos, cinco atmósferas
El concierto está dividido en cinco segmentos, cada uno con su propia atmósfera estética y escénica. Entre ellos, destacan:
- Un acto de salsa cinematográfica, con visuales dirigidos por el ganador del GRAMMY® Kacho López, escritos por Hermes Ayala y narrados por Néstor Galán “El Búho Loco”, que prepara el terreno para una versión salsa de Callaita y otras canciones como Baile Inolvidable.
- Un segmento dedicado al reggaetón, donde Bad Bunny rinde homenaje a los pioneros del género en Puerto Rico, rodeado de luces intensas, fuego y una puesta en escena vibrante al ritmo de temas como Voy a Llevarte Pa PR, EoO y Safaera.
- Momentos más íntimos donde el escenario se “desnuda” visualmente para permitir que la emoción y la nostalgia hablen por sí solas, especialmente al interpretar temas como La Mudanza o el clásico Lo Que Le Pasó a Hawaii junto a Pedro Capó.

Un colectivo artístico en escena
Más de 30 bailarines acompañan a Bad Bunny a lo largo del concierto, interpretando coreografías que canalizan el ritmo, alegría y resistencia cultural de la isla. También se suman músicos locales como Chuwi, Los Pleneros de la Cresta, Los Sobrinos, y solistas como José Eduardo (cuatro), Antonio Caraballo (guitarra) y Emanuel Santa (güiro), consolidando un espectáculo profundamente arraigado en la tradición musical de Puerto Rico.
Un show que mezcla lo popular con lo poético
“No Me Quiero Ir de Aquí” es una síntesis de todo lo que representa Bad Bunny hoy: un artista global con los pies firmemente plantados en su tierra. Cada visual, cada objeto del escenario, cada transición y cada canción está cuidadosamente diseñada para honrar la cultura puertorriqueña mientras explora nuevas posibilidades de la producción escénica a gran escala.El resultado es un concierto que no solo se escucha, se vive, se siente y se recuerda como una celebración masiva de la identidad y del poder de la música como herramienta de conexión cultural.