Intimidad en lo crudo: La mirada honesta de Ry Shorosky

Intimidad en lo crudo: La mirada honesta de Ry Shorosky

Grid Magazine

En un mundo donde la imagen suele estar filtrada, calculada o manipulada, la fotografía de Ry Shorosky es una bocanada de verdad. Ex camionero de largo recorrido y narrador visual por instinto, su trabajo es una búsqueda constante de belleza en lo incómodo, de humanidad en los márgenes.

Con un lenguaje visual profundamente narrativo y una estética marcada por la luz natural, Shorosky documenta realidades que pocas veces aparecen en el centro de las conversaciones: prisiones, rodeos, caminos polvorientos y paisajes agrestes, siempre con una sensibilidad que abraza lo vulnerable.

 Ryshorosky
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“Me interesan los lugares difíciles de alcanzar”, cuenta. Esa misma pulsión lo llevó a recorrer Estados Unidos en camión, más por la experiencia que por la imagen. “Durante los primeros seis meses ni siquiera tomé fotos”, confiesa. En ese silencio inicial nació su manera de conectar: sin prisa, sin filtros, con genuina curiosidad.

La luz juega un papel protagónico en sus imágenes, como un personaje más: abrasiva, suave, honesta. Prefiere las horas del alba y el atardecer, donde la atmósfera se presta para la introspección. “Quiero que mi trabajo suavice los bordes filosos de la vida”, dice.

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Más allá de la técnica —que reconoce como valiosa pero no esencial—, su enfoque se construye en la escucha. En no imponer una historia, sino permitir que cada imagen hable por sí sola o se una a otras para formar relatos mayores. “A veces una sola fotografía puede contar toda una historia”, reflexiona, dejando ver su actual interés por el cine como extensión natural de su trabajo visual.

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Screenshot

En un entorno saturado de filtros y perfección digital, Ry Shorosky elige la imperfección real. Busca ese momento previo al clic, donde lo auténtico aún no ha sido interrumpido por la cámara. Ahí es donde, según él, habita la magia.

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“Espero que mis imágenes hagan sentir bien a la gente. Que les provoquen una sonrisa, una pausa. Que les recuerden que está bien simplemente ser”.


Raw Tenderness: Ry Shorosky’s Intimate Gaze

In a world oversaturated with filters and perfectly crafted frames, Ry Shorosky’s photography cuts through the noise with honesty. A former long-haul trucker and instinctual storyteller, his work is a constant search for beauty in discomfort, and humanity in overlooked spaces.

With a visual language steeped in narrative and shaped by natural light, Shorosky documents what often lies outside the mainstream gaze: prisons, rodeos, remote highways, and harsh terrains, always approached with a sensibility that honors vulnerability.

“I’m drawn to hard-to-reach places,” he shares. That impulse took him across the U.S. in a truck, driven more by experience than image-making. “I didn’t take any pictures for the first six months,” he confesses. In that initial silence, his philosophy took root: don’t rush, don’t filter, stay curious.

Light in his photographs feels like a character of its own—raw, soft, honest. He favors the moments just after dawn and before dusk, when reflection feels natural. “I hope my work helps soften the sharp edges of life,” he says.

While he values technique, it’s never his priority. Connection is. Listening. Letting each subject—and each moment—reveal itself. “Sometimes one image can tell a whole story,” he says, hinting at his recent transition into filmmaking as a new form of visual storytelling.

In a digital culture obsessed with perfection, Shorosky leans into the imperfect, the real. He seeks that moment before the shutter clicks—when the truth hasn’t been altered by the camera. That, he says, is where the magic lives.

“I just want people to feel good when they see my work. Maybe smile. Maybe take a minute with themselves, and just be.”

Social media: https://www.instagram.com/ryshorosky