GNOMO.MO ha construido un universo propio en un panorama creativo saturado de estilos pasajeros: un mundo donde las ilustraciones y los objetos no solo conviven, sino que se necesitan mutuamente para existir. Lejos de ser disciplinas separadas, ambas expresiones funcionan como dos lenguajes que describen la misma realidad: una realidad donde lo cotidiano tiene vida, emociones y personalidad.
Ilustraciones como memoria, objetos como existencia
Para GNOMO, dibujar es una forma de entender más profundamente aquello que algún día se convertirá en un objeto. Las ilustraciones funcionan como “postales emocionales”, registros que capturan la esencia de personajes y piezas antes de materializarse. En su filosofía, cada objeto está vivo: siente vergüenza, alegría, sorpresa. Por eso, imaginar una lámpara que corre o se apena no es una fantasía, sino una herramienta para comprender su materialidad, su postura y su lógica interna.
Aquí, dibujo y objeto no compiten: se complementan. Si no hay dibujo, no hay objeto; si no hay objeto, no hay dibujo. Ambos nacen del mismo impulso, incluso si a veces la idea llega primero al papel y otras directo a la modelación 3D.
El origen de un estilo — GNOMO.MO
El estilo gráfico de GNOMO —colores atrevidos, personajes traviesos y un humor visual inmediato— no nació desde la forma, sino desde la emoción. Antes de pensar en estética, el creador escribió: relatos, fragmentos, reflexiones que fueron delineando la personalidad del universo GNOMO. Al comprender el fondo, la forma llegó sola.
Esa lógica interna permitió que todo lo demás encontrara coherencia: desde el contorno grueso inspirado en los libros para colorear, hasta la manera en que cada personaje se relaciona con su entorno. Nada es fortuito; todo vive bajo reglas propias que funcionan por asociación.
Del papel al objeto: decisiones que dan vida
Transformar una ilustración en un objeto tridimensional implica un proceso íntimo y técnico: ¿cómo se traslada una emoción a una forma física?, ¿qué detalles deben mutar para que un personaje exista en volumen?
Aquí, cada curva, ángulo o gesto tiene intención. El resultado final no busca ser literal, sino coherente con la personalidad del personaje y con la experiencia de quien lo usa o lo observa.
Lagunas: el objeto más desafiante del universo GNOMO.MO
Dentro del universo de GNOMO.MO, Lagunas ocupa un lugar especial: un cenicero cerámico que simula una alberca, acompañado de una pieza de joyería en plata sólida que forma una escalera. Aunque el concepto existe desde hace cuatro años y los componentes están listos, la complejidad técnica —especialmente la fabricación del molde de yeso para barbotina— ha retrasado su consolidación.
Aun así, la luz al final del túnel ya se asoma. Y como en todo lo que hace GNOMO, la paciencia es parte de la historia.
Ironía, inocencia y picardía: el corazón del universo GNOMO
La obra de GNOMO se sostiene sobre un tripié emocional:
- Inocencia, la creencia de que todo está vivo y tiene algo que contar.
- Picardía, esa chispa juguetona con la que los objetos sorprenden.
- Ironía, un recordatorio de que incluso lo cotidiano puede ser profundo o contradictorio.
Lo que busca provocar en quien se acerca a sus piezas es una sensación de complicidad: como si el objeto te hablara en secreto, como si te invitara a mirar el mundo con ojos nuevos.
Mentores, colegas y una comunidad que forma el camino
El camino de GNOMO no ha sido solitario. Su joyero de confianza, sus mentores —Jesús Alonso, Diego Garza y Mariana— y sus colegas Warhxl y los chicos de La Moderna han acompañado el proceso creativo, técnico y emocional. En ellos reside un agradecimiento profundo, pues cada uno ha aportado herramientas que alimentan este universo.
Seguir aprendiendo. Seguir sorprendiéndose. Seguir creciendo.
Hoy, dos nuevas lámparas están en desarrollo para cerrar la colección “El monstruo debajo de mi cama es una lámpara”. Después, la meta es concluir la tan esperada Lagunas.
El camino amarillo continúa, y GNOMO lo recorre con la misma curiosidad con la que creó su primer personaje.
IG: @gnomo.mo
