La arquitectura como herramienta narrativa del cine

Por Ricardo Jessiel


Deseando Amar (In the Mood for Love, 2000), película del director hongkonés Wong Kar-wai donde la arquitectura es más que una locación para una secuencia o un plano. En las manos correctas, se convierte en un narrador implícito, sutil y una herramienta poderosa para contar historias.

Un encuentro inesperado en pasillos angostos

Hong Kong, 1962. Un hombre y una mujer se enamoran perdidamente. Entre ellos existe deseo y pasión pero esos no son los detonantes de sus sentimientos sino el darse cuenta de que sus respectivas parejas les son infieles con la pareja del otro.

Su relación comienza cordial dentro de los angostos y claustrofóbicos pasillos del nuevo edificio departamental al que ambas parejas se mudan el mismo día y cuyas viviendas están separadas por menos de 20 centímetros. Ella es la señora Chan. él, el señor Chow. Sus miradas son tímidas y evitan sonreírse por miedo a ser indecorosos. Tras una breve interacción, ambos se despiden sin dejar impresión alguna en el otro. Sin sospecharlo, ahí comienza su historia.

Perspectivas íntimas y traiciones reveladas

Wong Kar Wai filma su película con lentes de distancia focal de 50 mm (la más cercana a la perspectiva humana). Las tomas son enfocadas, los espacios se sienten angostos y rara vez vemos el piso y el techo en el mismo encuadre. Con estos ojos vemos los hábitos y costumbres de nuestros protagonistas, su lenta realización de la traición y el comienzo de algo más.

La Arquitectura como Herramienta Narrativa del Cine

“No seremos como ellos,” dice la señora Chan. Están comprometidos a no ser infieles por un herido sentido de superioridad moral. Comienzan como amigos, recreando las situaciones y las conversaciones que sus parejas debieron tener cuando se volvieron amantes, en un ejercicio bizarro y desesperado de entendimiento. En sus muchos encuentros empiezan a conocerse íntimamente y a compartir sus deseos y pasiones. Cada uno se vuelve el soporte del otro y sin poder —ni querer— evitarlo, nace entre ellos un amor no planeado.

La Arquitectura como Herramienta Narrativa del Cine

Perspectiva intrusiva: La arquitectura como testigo en Deseando Amar

La arquitectura y la posición de la cámara se vuelven herramientas integrales para la composición de nuestra perspectiva. El café donde ambos tienen su primer cita es pequeño. La cámara está situada sobre una mesa lejana a la de nuestros protagonistas —esto solamente ocurre al inicio de la secuencia—, pero es suficiente para entender que estamos viendo algo que no quieren que veamos. El lenguaje visual nos llama intrusos y ellos se están escondiendo. 

La Arquitectura como Herramienta Narrativa del Cine

Secretos revelados: El uso maestro de la ventana

Este punto recurrente de andar a hurtadillas es ejemplificado al máximo cuando vemos a una de las parejas sutilmente confirmando su infidelidad. La cámara está posicionada al exterior y nuestra vista es de una ventana. Al interior, una mujer susurrante fija una cita con alguien por teléfono. Es evidente que el encuentro no será con su esposo porque el siguiente plano es idéntico, solo algunas horas después. El señor Chow va por su esposa al trabajo pero no la encuentra. El gerente le explica que ella ha salido temprano recientemente y el protagonista parece no estar enterado. La composición del marco de la ventana, algunos elementos de atrezzo que obstaculizan nuestra vista y el señor Chow, devastado, son simplemente, impresionantes.

La Arquitectura como Herramienta Narrativa del Cine

Arquitectura narrativa: El lenguaje espacial en ‘Deseando Amar

No hay, sin embargo, un mejor uso de la arquitectura en toda la película que en una secuencia casi al final de la película, donde ambos deciden dejar de verse por miedo a los rumores que genera que dos personas casadas pasen tanto tiempo juntas, lejos de sus matrimonios. Cada quien está en el pasillo vestibular de su casa, preparándose para empezar el día. Ambos se sientan para ponerse el calzado, mientras escuchan la misma canción en la radio. Por un segundo, el señor Chow se detiene y recarga su espalda contra el muro, su mirada busca sobre su hombro, intentando ver más allá. La cámara hace un slide lateral que pasa a través del muro y nos deja a oscuras durante un segundo, luego salimos al otro lado y vemos a la señora Chan, en la misma posición, pero en espejo. Ambos se añoran  y solo hay 16 centímetros entre ellos.