Cuando pensamos los cambios de estación (estacionalidad) y en particular, en los cambios que suceden en otoño, nos viene a la memoria imágenes de altos maples y encinos cambiando sus tonalidades de dorados amarillos a vivos rojos, dejando hermosas alfombras vegetales; también imaginamos climas fríos, constantes e uniformes y alguna lluvia ocasional que nos invita a detenernos.
Ecosistemas urbanos y el otoño
Pero, ¿realmente es así el otoño en el Altiplano mexicano? Nuestros paisajes urbanos no cuentan con grandes bosques y el principal ecosistema en las ciudades son matorrales xerófilos y pastizal desértico por lo que los cambios en el paisaje son sutiles y delicados y podemos observar la transformación en la tonalidad de los pastos que mutan entre beige y dorado o en las flores de colores cálidos que aparecen como pequeños destellos en el campo.
Para apreciar y valorar nuestro entorno, es importante observarlo. Puedo asegurar que una vez que empezamos a reconocer la vegetación que surge cada mes, le daremos la bienvenida como si de viejas amistades se tratara y cuya visita nos anuncia que debemos prepararnos para la siguiente estación.
Observando y valorando nuestro entorno
Al observar nuestras plantas nativas, entenderemos y apreciaremos sus procesos naturales y cómo, cuando terminan su ciclo, dejarán como recuerdo sus estructuras, semillas y cápsulas; un regalo que, bajo las condiciones indicadas, será la clave para los colores y la biodiversidad del año siguiente.
Para los ecosistemas urbanos es dañino retirar o “hacer limpieza” de los espacios donde crece la vegetación silvestre pues no solo se interrumpe y daña sus ciclos de vida, también se extraen los bancos naturales de semillas que normalmente se resguardan en el suelo. Recuerda: todo cambio en la naturaleza es digno de ser observado.
Un Vistazo Detenido al Ciclo Natural: Galería visual
Algunas de las estrellas de otoño en el Altiplano son: